jueves, 30 de agosto de 2012

El misterio del jarrón: solución


Hoy seguimos con el enigma de la semana anterior. ¿No lo viste? No te preocupes, puedes hacerlo siguiendo este enlace: El misterio del jarrón: sospechosos III. De todas maneras, te lo resumo: la familia de Myriam volvió de la playa, y mientras ella se duchaba oyó un ruido. Al salir, nadie sabía nada de ese ruido, pero el jarrón de la cocina estaba tirado en el suelo... ¿Quién habrá sido?

A la vista de este misterio, Myriam, que como recordarás, es una gran fan de las novelas de detectives, decide abrir una investigación. ¿Y cuál es el primer paso de toda investigación que se precie? Efectivamente, hablar con los sospechosos.

Ya ha hablado con todos los miembros de su familia, y sus dos sospechosos finales eran Ana y Dani, sus hermanos pequeños. Sin embargo, era Dani el que tenía más papeletas de ser el culpable: era el único miembro de la familia que ella supiera que había entrado en la cocina y pasado junto al jarrón. Tras darle varias vueltas, salió de su habitación. Sus padres estaban regañando a Dani: habían llegado a la misma conclusión que ella. Pero el chico seguía defendiendo su inocencia, y Myriam le creía a medias: no había sido él, pero sabía algo o había estado presente en el momento de la caída del jarrón. ¿Qué era lo que fallaba entonces?

En ese momento, Gasol llegó junto a ella al salón y la miró, dando coletazos contra su pierna. Y finalmente Myriam comprendió lo que había pasado. Se llevó a Gasol a la cocina y sacó un mendrugo de pan. El perrillo se puso de pie sobre las patas traseras, intentando coger el trozo de alimento. En su ímpetu, se tambaleó varias veces, dando con las patas en las sillas y la mesa.

Satisfecha, Myriam llamó a su familia y les expuso su solución: Dani había ido a la cocina a por pan, y justo en ese momento sus padres llegaban. El chico intentó irse de la cocina sin que le vieran (sus padres se enfadaban si comía antes de la cena), pero Gasol había intentado quitarle el pan, tirando de la mesa el jarrón mientras Dani se iba corriendo. El chico, colorado, admitió que era verdad, y que no quiso decirlo porque se sentía culpable.

Así, con todo solucionado, sus padres decidieron educar a Gasol para que no fuera tan impulsivo, y Myriam decidió que de mayor sería detective profesional.

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